jueves, 10 de octubre de 2013

Novus Alis (3 -El propósito-)


A lo largo de su vida. Puma Plateado no recordaba una noche como la que estaba viviendo. Si conseguía dormirse, las pesadillas se superponían en su mente una tras otra, un miedo punzante le comprimía la boca del estomago. Pero, sobretodo, lo que convirtió aquella noche en un infierno para el guerrero fue el sentimiento de culpa, un sentimiento que caía como una losa sobre él, encogiéndole el corazón y absorbiéndole la vida.
“Mañana al despuntar el alba iniciaremos vuestra aniquilación”. Las palabras del gigantesco e imperturbable Krake, que así se llamaba la mano derecha de “El Pastor”, se habían convertido en un mantra obsesivo que su mente le repetía una y otra vez. Todo era por su culpa. “Nunca se puede bajar la guardia. Mientras estamos vivos tenemos que luchar por controlar las emociones. Reprimir las emociones nos mata, pero domarlas nos da equilibrio. Tu no supiste domar tu deseo y ahora todos sufriremos las consecuencias.” El sacerdote de la tribu tenía razón, el deseo irrefrenable de Puma Plateado por conseguir tocar y hablar con la mujer de La Zona había conducido al asentamiento de Novus Alis a una batalla que se intuía brutal y cruel.
El nuevo día empezó a hacer realidad los más oscuros presagios. Con la salida del sol, un ejército de vigías cubrió el horizonte, se acercaban al asentamiento con paso firme y veloz. En la pequeña y humilde tribu de Nuevos Animales tan solo había siete guerreros contando a Puma Plateado. Varios hombres y mujeres encargados del cultivo de la tierra, el sanador y dos jóvenes aprendices de sacerdotisa se ofrecieron también para entrar en combate y proteger el asentamiento. En total consiguieron reunir un grupo de treinta. Treinta Novus Alis frente a unos dos mil Vigías, un halo de muerte y destrucción casi podía intuirse colmando el ambiente.
El estruendoso golpe del hacha de Puma Plateado contra el torso de un vigía, rompió violentamente el silencio matinal. La batalla había empezado. En apenas unos segundos, la atmosfera se cubrió de una ensordecedora mezcolanza de gritos, quejidos y el sonido chirriante del metal al ser resquebrajado. A pesar de encontrarse en apabullante minoría, los treinta Novus Alis lucharon con una determinación y un valor inauditos. Posiblemente muriesen todos ese día, pero morirían luchando.
Mientras tanto. El frenesí de la batalla hizo que algo empezase a cambiar sutilmente en lo más hondo de Puma Plateado. De un modo casi imperceptible, el guerrero empezó a sentirse uno con todo lo que le rodeaba, mas despierto, más concentrado, más fluido. El movimiento continuo y la adrenalina expulsada en el combate alumbraron en nuestro protagonista una emoción nunca antes experimentada de unidad y armonía. Allí, sumergido en una letal y brutal danza, mientras descuartizaba sin piedad alguna cientos de vigías en mitad del desierto, se sintió como parte activa de un universo infinito.
Momentos después. El poder de todas estas emociones engendradas por la brutalidad de la batalla, le condujeron hacía una revelación. En mitad del caos más inhumano, nuestro protagonista se topo con una certeza, con un camino a seguir, con un propósito para su vida. Hasta ahora su existencia había sido placida y serena, austera y sencilla. Su instrucción como guerrero insuflo a su devenir por el mundo una fuerte dosis de equilibrio y fuerza. Pero, desde hacía ya bastante tiempo, algo en lo más hondo de su fuero interno le decía que esto no era suficiente. Su vida se había estancado, las garras sigilosas de la rutina habían empezado a robarle la magia y la emoción al día a día. Acción, necesitaba acción, fe, una certeza incorruptible, un destino claro y diáfano hacía el cual dirigirse con paso firme, una convicción capaz de tensar todos los músculos de su cuerpo.
De este modo, de la estruendosa jauría de la batalla e incentivado por todo lo vivido en los últimos días; el propósito broto resplandeciente y enérgico para nuestro protagonista: desde ese día su misión sería provocar un despertar en todos los habitantes de La Zona, liberarlos, hacerlos conscientes. Evitar que sigan viviendo por mera inercia, asesinando su pasión, dándole la espalda a su naturaleza esencial. Estaba en su mano, en el se conjugaban la entereza, la fuerza y la convicción necesarias para llevar a cabo una empresa de esta envergadura. Su destino era, pues, devolverles las riendas de su propia vida a los adormecidos habitantes de la mega-urbe. Pudo sentir como una fe pura, inquebrantable e irracional activaba todas las partículas de su cuerpo.
Al mismo tiempo, la guerra continuaba incesante. A pesar de la fuerza y el valor con la que luchaban, los Novus Alis perdían posiciones de un modo vertiginoso frente a los implacables vigías. Uno tras otro, los habitantes del asentamiento iban pereciendo ante la superioridad de los robots. Lentamente se iban acercando a las últimas posiciones, donde se habían refugiado los niños y los ancianos. Puma Plateado y los guerreros supervivientes trataron de impedir su avance, pero solo consiguieron frenarlo durante un tiempo.
Horas después, el paisaje era desolador. Todo el poblado de Novus Alis había sido arrasado. Únicamente Puma Plateado y dos guerreros más se mantenían en pie. El Nuevo Animal lanzo la vista atrás y sintió como su espíritu se encogía preso del dolor, sus amigos, sus seres queridos, todo su pueblo yacía mutilado a sus espaldas. Estoicamente, reprimió sus lágrimas, apretó los dientes y cerro los puños mientras clavaba su mirada en los dos guerreros supervivientes. Acto seguido lanzó un grito estruendoso al ancho cielo y se lanzó como un autentico huracán desbocado hacía los vigías.
Contagiados por esa furia inabarcable, los otros dos guerreros, Turk de fuego (El turk era un ave gigantesca descendiente de las antiguas águilas) y el Caminante formaron junto a nuestro protagonista una letal e imparable trinidad que empezó a dejar  a su paso montones de metal y cables. Solo eran tres, pero los Novus Alis ganaban posiciones de un modo apabullante frente a unos vigías que no podían frenarlos. El odio y la sed de venganza que movía a los guerreros era algo de lo que carecían los robots.
De pronto, en mitad del ensordecedor caos en el que estaban sumergidos los tres supervivientes se escucho un fuerte grito.
-¡¡Posición de descanso. La batalla ha finalizado!!
De entre el tumulto de vigías apareció el gigantesco Krake, a su lado, maniatada y temblorosa se encontraba la mujer de triste mirada, la raíz de todas las obsesiones de Puma Plateado la mujer que, inconscientemente, dio comienzo a la guerra. El joven guerrero se quedo petrificado.
-No esperaba menos de vosotros. El Pastor, jefe supremo de la Zona, me ha hablado en repetidas ocasiones de la fiereza y la pasión con la que los Novus Alis se entregan a la lucha. Je, la misma pasión, supongo, que os ha llevado a romper el pacto de no acercamiento e iniciar esta guerra del todo innecesaria.
Turk de fuego y el Caminante observaron de reojo a Puma Plateado, este sintió como una repentina pesadumbre se apoderaba de su cuerpo. A pesar del noble y poderoso propósito que se ha ido gestando en su interior, a pesar de que se sintiese guiado por las mas loables y puras intenciones. Lo cierto es que su forma de actuar, impulsiva e incontrolada había llevado a su pueblo a la destrucción. Y esto era algo que viviría con él para siempre.
-¿A qué has venido? ¿Qué pretendes?
-Afrontar la realidad muchachos. Vuestra resistencia es digna de elogio. Pero si levantáis la mirada al frente veréis que mis vigías siguen ocupando el horizonte. La Zona ha ganado la batalla. Y eso es precisamente lo que me ha traído aquí. Soy el vencedor y todo vencedor necesita un trofeo. Quizá, una decapitación publica del salvaje que oso traspasar los muros de la Zona fuese un más que merecido premio.
Si te niegas a venir conmigo la que será decapitada será ella. La bella y civilizada mujer que robo el corazón del impulsivo salvaje. Ja ja. Que historia tan bonita.
La pesadumbre dio paso al pavor y a la impotencia en el tumultuoso interior de Puma Plateado. Los leves sollozos y la mirada temerosa con la que la mujer lo observaba hacían que su corazón latiese frenéticamente. Su inconsciencia se había cobrado ya demasiadas vidas. Tras unos segundos que se le antojaron eternos, el guerrero tuvo, de pronto, una idea, era el momento de usar la inteligencia en lugar de la fuerza bruta.
Puma plateado propuso un trato a Krake. Se enfrentarían en un duelo cuerpo a cuerpo, si la mano derecha del pastor ganaba se llevaría la cabeza de Puma Plateado, pero si este ganaba, la mujer quedaba en libertad.
Lenta y sutilmente el Novus Alis fue convenciendo a Krake. Con serenidad y entereza fue embaucándolo hasta hacerle ver que ese duelo era la única opción posible para resolver este problema.
-A ojos del pastor no tendría ningún merito capturarme con estos métodos. Utilizando una indefensa y aturdida persona que nunca ha traspasado los muros de la Zona como cebo. Eso no sería más que vencer con un chantaje. No sería una victoria plena, sería la victoria de un cobarde. Es más digno y loable luchar en un duelo en igualdad de condiciones, cuerpo a cuerpo, sin armas. El valor colma de dignidad al ser humano y la dignidad es lo único que nos puede hacer perdurar en el recuerdo tras nuestra muerte.
Las palabras del salvaje fueron penetrando lentamente en el interior del imperturbable Krake. Algo en su interior le decía que el guerrero trataba de llevarlo a su terreno, pero, en el fondo, ardía en deseos de un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. De modo que, finalmente, acepto el duelo.
El potente grito del Caminante puso en marcha el combate. Tras un intenso cruce de miradas, los dos combatientes se abalanzaron el uno sobre el otro. Durante unos segundos permanecieron atenazados mientras se agarraban por los hombros tratando de derribarse. La potencia que emanaba del choque casi podía entreverse flotando por el ambiente. Una poderosa patada de Puma Plateado los separo bruscamente. El golpe lanzó a Krake varios metros de distancia, de un modo inmediato se incorporo con una furia indescriptible en la mirada.
A continuación, la mano derecha de El Pastor descargo toda su cólera sobre el Novus Alis. De un modo frenético fue lanzando sobre él una autentica lluvia de puñetazos. Sin embargo, con una velocidad casi espasmódica el salvaje guerrero fue esquivando uno tras otro los feroces ataques de su adversario.
La táctica era simple y clara. Dejar que el gigante se fuese quedando sin fuerzas poco a poco y después pasar al ataque. Sin embargo, Krake parecía incansable. Minutos después, uno de sus potentes puñetazos se incrusto en el estomago de Puma Plateado, un gemido sordo broto del salvaje. Tras quedarse encogido durante unos segundos, el nuevo animal comprendió que era el momento de pasar a la acción.
Los minutos siguientes fueron de una brutalidad y de  una intensidad como nadie de los allí presentes había visto jamás. Saltos, patadas, puñetazos, gritos y ráfagas de sangre invadieron todo el espacio. Las fuerzas entre ambos parecían totalmente equilibradas. Sin embargo, de un modo muy progresivo podía percibirse como Puma Plateado iba ganando terreno poco a poco. Un abrasador deseo de venganza se expandía desde sus entrañas hasta poseer todo su cuerpo.
Al poco tiempo. Una potente patada del Novus Alis en la cabeza del gigante, hizo a este caer desplomado al suelo. Acto seguido, el guerrero le cogió una daga a Turk de fuego puso su cuerpo sobre el de Krake y le clavo el arma en un lado del estomago.
-Vaya. Fíjate hasta donde me ha llevado mi pasión. Me ha llevado a conseguir la victoria sobre la mano derecha de El Pastor. Y ahora. Je. Solo tienes dos opciones; Puedes pedirle a tus robots que te lleven velozmente a la Zona a curar la herida, con lo cual vivirías el resto de tu vida con el deshonor de la derrota. O, puedes quedarte aquí y esperar a la muerte.
El gigante lo miro fijamente. La furia que surgía de su semblante minutos antes se había convertido ahora en impotencia. Puma Plateado se puso en pie y lanzo una mirada a Turk de fuego y al Caminante.
-Nada nos ata aquí, lo mejor será abandonar este sitio.
Acto seguido, el Novus Alis se acerco a la mujer de triste mirada.
-En lo más profundo de tu ser. Eres consciente de que ya no puedes volver a la Zona. Después de lo que has visto y sentido hoy aquí. Ya no hay vuelta atrás.
Los tres guerreros iniciaron su marcha sin destino concreto, segundos después, la mujer de triste mirada se unió a ellos. Atrás quedo el derrotado Krake con su ejército de vigías.

Esta batalla había finalizado, pero Puma Plateado no olvidaba que, ahora, tenía un propósito.

Texto e ilustración: MoisESROCAmora

viernes, 5 de abril de 2013

¡Evolucionad!



Este e-mail no solo va dirigido a ti querido amigo, mis palabras van dirigidas a toda la humanidad. Mi tiempo se acaba, es un impulso natural, el propio cosmos me induce a transformarme por última vez, a partir de ahora viviré hasta el día de mi muerte como un hombre-lobo.
Cuando soy un lobo estoy por encima del bien y del mal, cuando la bestia me posee poco me importa el destino de la tierra. ¡Evolucionad!, solo puedo deciros eso, es lo único que nos salvara, el hombre-lobo es el siguiente paso en la evolución humana, yo lo he vivido en mis propias carnes.
Me conoces muy bien, sabes que desde que tengo uso de razón, he estado obsesionado con la idea de crecer como persona, de mejorar día a día como ser humano, de alcanzar la perfección en vida. Por eso he viajado por todo el mundo en busca del conocimiento absoluto. Hace muchos años ya que inicie un lento despertar de la conciencia, poco a poco empecé a coger las riendas de mi vida, a limpiar mi mente de pensamientos inútiles, a vivir el momento. Medite, baile, de un modo progresivo deje de juzgar a las personas, dome mis emociones, equilibre todo mi ser, de una manera muy sutil empecé a pensar con el cuerpo además de con la mente, me sentí libre, vivo.
Y de este modo, sin que apenas me percatase, me fui convirtiendo en el hombre-bestia que soy ahora, un ser completo, en comunión con el entorno, un ser que es uno con la tierra que pisa, el siguiente paso en la evolución.
Vamos a morir todos, o quizá yo sobreviva, necesitaría una hembra de mi condición para perpetuar la nueva especie, espero una señal. Las líneas del espacio-tiempo son distintas para mi, puedo sentir acontecimientos pasados y futuros, la tierra es un ser vivo y pronto pasara a la acción, los desastres naturales de los últimos años son la prueba, la oleada de tsunamis del 2094 debería habernos servido de detonante. El planeta tierra es un organismo inteligente que desea librarse de un parasito, la especie humana, la hemos maltratado en exceso y es ella o nosotros, a no ser que evolucionemos, a no ser que encontremos a nuestra bestia interior.
Nunca hemos sido verdaderamente conscientes de nuestra potencialidad como seres humanos, nos hemos dejado arrastrar por la confortable comodidad que nos ofrece la colectividad, hemos vividos empujados por la inercia de lo banal, sin tratar de desarrollar nuestro propio interior.
Mi tiempo se acaba, ya siento a la bestia palpitar en mis entrañas, pronto estaré por encima de todo esto, como hombre-lobo no me expreso con algo tan limitado como el lenguaje, lo hago con las acciones, con las emociones.
Sabio o loco, puedes considerarme como quieras viejo amigo, pero, tú eres el único que has visto mi transformación, y, en el fondo, sabes que esto no es la broma de un demente. A día de hoy, quizá todavía podáis elegir vuestro destino, no quiero ser maestro de nadie, pero… buscar en vuestro interior, aprended de la tierra que pisáis, desarrollar vuestra individualidad, vivid el instante, ¡Evolucionad! 

Ilustración y texto: moisESROCAmora

jueves, 10 de enero de 2013

NOVUS ALIS (2 -Instinto-)



Treinta largos y asfixiantes veranos habían sido testigos del proceso de madurez de “Puma plateado”. Ahora, era un alto y fornido hombre encargado de la caza y la protección del asentamiento de Novus Alis. Un hombre equilibrado, fuerte, un guerrero de sabia mirada, rudo pero sensible, cruel pero amable, poseedor de una perfecta armonía entre luz y oscuridad. Un hombre que, sin embargo, estaba siendo preso de una obsesión que crecía en su interior rauda y veloz.
La Zona, esa enigmática megalópolis encapsulada en lo alto de la ladera se había convertido en el objeto de todos sus pensamientos. Todo en ella le intrigaba, sus gentes, su estructura, su forma de organización. De un modo repentino, un extraño sentimiento de hermandad con los misteriosos habitantes de la ciudad parecía ir forjándose lentamente en lo más hondo de su ser.
Sin embargo, sus deseos y obsesiones chocaban contra un muro. Hacía ya muchos años que el pacto de no acercamiento entre los Novus Alis y El Pastor (líder de la Zona y única persona que había traspasado sus muros) mantenía el equilibrio y la paz en esta parte del desolado planeta tierra. Pero, ajeno a todo esto, la obsesión por la megalópolis de Puma plateado crecía con la fuerza con la que crecen los deseos cuando tratan de ser controlados.
De este modo, casi contra su propia voluntad, el guerrero fue ideando un plan con el que poder entrar dentro de la ciudad encapsulada. En secreto y con suma paciencia excavaría un túnel desde la parte baja de la ladera hasta un pequeño rincón deshabitado dentro de la Zona. Finalmente, tras meses de arduo trabajo y ajeno a cualquier mirada curiosa, el Novus Alis consiguió excavar un largo pasadizo que llevaba directamente al objeto de sus deseos. La Zona, con todos sus insondables y enigmáticos misterios, le esperaba.
Una vez dentro, su realidad habitual se resquebrajo, sufrió un autentico shock. Escondido en un rincón fue observando con suma atención a todos los habitantes de la Zona que pasaban cerca de él y ,en sus semblantes, en su forma de caminar y de moverse y en sus huecas miradas observo una apatía, una falta de pasión y una aureola mortecina que causo un fuerte impacto en el rudo guerrero. No había interactuación entre ellos, su comportamiento era más propio de un rebaño. De un modo espontaneo una sensación, mezcla de lástima y repulsión broto de su interior, se le hacía inconcebible la idea de que hacía siglos él y esos muertos vivientes que pululaban por la Zona, pertenecieron a la misma especie.
El impacto de este primer contacto, no hizo más que aumentar la curiosidad en el interior del nuevo animal. Día tras día sentía la imperiosa necesidad de entrar en la ciudad y observar con minuciosa atención cada gesto y cada movimiento de sus habitantes.
Sin embargo, meses después, dicha curiosidad empezó a decrecer. En el interior de Puma Plateado el sentimiento de repulsión fue ganando terreno al de lástima con respecto a los habitantes de la Zona. Los veía como ignorantes, como seres decrépitos que estaban cometiendo el mayor de todos los pecados, vivir por inercia, sin ningún propósito, como si la magia del día a día, como si la fuerza inabarcable de la vida con sus luces y sus sombras, con sus miles de emociones no fuese más que polvo que arrastra el viento. Asesinos implacables cometiendo el más atroz de los crímenes, acabar con la pasión, destruir la voluntad.
Pero un día, todo esto cambio, el guerrero salvaje fue testigo de otro acontecimiento que volvería a hacer temblar los cimientos de su realidad. Alrededor de una hora antes del crepúsculo, cuando hubo acabado sus quehaceres diarios, Puma Plateado se arrastro una vez más hasta la ciudad encapsulada. Una vez allí, se agazapo sin ser visto en su rincón habitual y se dispuso a contemplar la procesión de seres vacios y sin vida que conformaban la sociedad de La Zona. Todo cuanto le rodeaba estaba regido por la más aséptica de las rutinas. Hasta que, de un modo inesperado. Mientras observaba uno tras otros los semblantes indolentes de los habitantes de la mega-ciudad, apareció ella, una mujer de aproximadamente su misma edad, una mujer perdida en la multitud que nunca hubiese llamado la atención de nadie. Pero, Puma Plateado, como protector del asentamiento de Nuevos Animales, como guerrero entrenado durante años para agudizar sus sentidos al máximo y fundirse con el momento presente, se percato al instante de que esa mujer poseía un rostro de cuyas facciones se desprendía algo distinto, una pequeña chispa, un minúsculo haz de energía, de vida, de pasión.
En su bella mirada alcanzaba a vislumbrarse una tristeza infinita, la de un espíritu libre encarcelado en la jaula de oro de una sociedad adormecida.
Lentamente, la mujer desapareció tal y como vino, entre la muchedumbre aletargada de sus conciudadanos. Tras recuperarse de su sorpresa. Nuestro protagonista huyo velozmente de La Zona, aun no estaba acostumbrado a la atmosfera artificial de la mega-ciudad, además llevaba mucho tiempo dentro y corría el riesgo de ser descubierto. Mientras descendía por la ladera, la imagen de la mujer de La Zona se iba marcando a fuego en su alma, la visión de su bella y dolorosa mirada se había instalado en su mente de un modo definitivo.
Comenzó a caer la noche en el asentamiento de Novus Alis, sin embargo, todavía quedaba un acontecimiento que habría de marcar definitivamente al guerrero Puma Plateado. Era luna llena y, como dicta la tradición, el anciano ha de reunir a todos los habitantes del poblado e iniciar la narración de historias y leyendas a la luz del fuego. Todas estas historias, aun en su aparente simpleza, siempre guardaban una doble lectura, un sutil poso de profundidad y trascendencia. Pero, de entre todas, hubo una que impacto profundamente a nuestro protagonista.
Cuenta la leyenda que, una noche de luna llena como esta, una manada de lobos perdió un cachorro recién nacido en el espesor del bosque, cuando en estas tierras brotaban bosques por doquier. Pasaron las horas y el joven lobezno estaba ya casi al borde la muerte, hasta que, de pronto, fue encontrado por un cordero, el cual decidió hacerse cargo del indefenso animal.
El lobo fue amamantado y criado por corderos. Los años pasaron y el animal salvaje creció fuerte y feliz como un cordero más. Frágil, tranquilo y sin ningún atisbo de fiereza.
Pero, una noche, la paz de los corderos se vio quebrada de pronto por la irrupción de un gigantesco lobo de cuyos ojos se desprendía una fiereza abominable. El lobo se disponía a devorar uno a uno a todos los corderos cuando, de pronto, vio que, entre ellos, encogido y atemorizado se encontraba un animal de su misma especie, un hermoso lobo cuya ferocidad y energía habían desaparecido casi por completo. Sin pensárselo dos veces el lobo salvaje agarro por el cuello al lobo temeroso y se lo llevo hasta un pequeño lago cercano.
Una vez allí, le dijo: -Observa, mira tú reflejo en el lago, esto es lo que eres, fíjate bien, somos iguales, tú no eres un cordero, tú te alimentas de ellos. Esta no es tu verdadera naturaleza-
Estas palabras hicieron brotar en el lobo temeroso, un fuerte instinto desde lo más hondo de su ser, una salvaje sensación de fiereza y violencia se apodero de cada poro de su cuerpo. Finalmente, los dos lobos devoraron al grupo de corderos sin la menor compasión. A pesar de que los corderos salvaron la vida del lobo y lo cuidaron, este los engullo sin ningún miramiento porque esa era su naturaleza primigenia, el motivo de su existencia.
Tras narrar su historia. La voz grave y ronca del anciano continúo resonando durante unos segundos en la mente de Puma Plateado. Podía notar cómo, auspiciada por sus palabras, una punzante sensación empezaba a colmar todo su ser de forma irrefrenable, se trataba de una idea, una determinación. Existía un paralelismo claro entre el lobo del cuento y la bella mujer de La Zona, ambos eran lobos entre corderos, en ambos dormía un instinto primigenio, una naturaleza oculta que clamaba libertad. De toda esta revelación, broto una clara convicción, había de liberar a la mujer de La Zona, tratar de hacerla consciente de algún modo de que, fuera de la megalópolis le aguardaba, austera y salvaje, la verdadera libertad. Sería duro para ella, pero nadie puede vivir de espaldas a los insondables designios de la naturaleza.
Sin más dilación, al día siguiente, cuando comenzaba a intuirse un nuevo crepúsculo en el horizonte. El guerrero se introdujo en la gigantesca ciudad encapsulada dispuesto a esperar paciente a la mujer de sus obsesiones. Alrededor de una hora después, cuando empezaba a pensar en abandonar su empresa, alcanzó a verla, diluida entre la multitud. Su mirada le hizo temblar, una extraña sensación de deseo y añoranza subyugo sus entrañas en un fuerte espasmo. Una sensación que, de un modo sutil, comenzó a controlar su razón, una emoción hasta ahora desconocida para el que destruyo su equilibrio y le hizo actuar de un modo inesperado.
Sin razonar sus actos, nuestro protagonista apretó los dientes, salió de su escondrijo y se inmiscuyo velozmente entre la multitud con un deseo incontrolable, hablar con la mujer de triste mirada. De un modo casi instantáneo cientos de gritos de pavor y desconcierto rompieron la calma mortuoria que siempre reinaba en la mega-ciudad. Una estruendosa señal de alarma lleno todo el espacio. Los vigías se activaron, el nuevo animal había sido descubierto.
En apenas un segundo que pareció una eternidad, las miradas de Puma Plateado y la mujer se cruzaron, estaban a pocos metros de distancia, algo se estremeció en el interior de ambos. El guerrero estiro el brazo hacia ella con gesto amable, de pronto, un potente golpe en la espalda le hizo clavar su rodilla izquierda en el suelo. Se trataba de un enorme vigía dispuesto a acabar con su vida. Los vigías eran unos gigantescos robots de una fuerza descomunal, unas autenticas maquinas de matar ideadas por El Pastor para proteger a La Zona de cualquier posible amenaza.
Sin embargo, el rudo guerrero de los Novus Alis era una amenaza con la que no contaban. En un parpadeo, se incorporo de un salto y asesto una poderosa patada al vigía, su cabeza acabo prácticamente desintegrada por el golpe. Acto seguido, derribo solo con sus hombros a dos vigías mas y se abrió paso entre la multitud atemorizada hasta el túnel secreto por el que había entrado.
Momentos antes de caer la noche. Puma Plateado regresaba sigiloso al asentamiento, allí se respiraba una paz balsámica, una serenidad ajena a todo el caos de La Zona, trató de actuar como si nada hubiese pasado. Aun sabiendo que eso no era posible.
Al día siguiente, nada volvería a ser igual. Con los primeros rayos del sol, se plantó en la entrada del asentamiento un hombre cercano a los dos metros de altura y de físico fornido, de su mirada se desprendía una perversidad abismal. Se trataba de la mano derecha de El Pastor. Sus palabras fueron claras.
-Uno de vosotros ha roto el pacto de no acercamiento. De modo que, desde este mismo instante. El Pastor, gobernador supremo de La Zona, declara la guerra a los Novus Alis. Mañana al despuntar el alba iniciaremos vuestra aniquilación.

Ilustración: vicentedamian
Texto: moisESROCAmora