martes, 20 de octubre de 2009

Libre albedrío


Todo el mundo debería ser un vampiro, todo ser humano debería experimentar este estado, esta sensación de poder, esta ráfaga eléctrica recorriendo todo mi cuerpo a cada segundo.

Desde que mi querido padre me convirtió a la edad de quince años, no ha pasado un solo día en que no aprendiese nada nuevo. Siendo un vampiro tus sentidos se expanden, eres mas consciente de ti mismo, puedes domar tus pensamientos, pasado y futuro dejan de tener sentido para ti pues vives sumergido en un eterno presente, y en el aquí y ahora.

Una vez que la sangre de otro vampiro te convierte, tu estado de consciencia se eleva, tu parte racional se funde con tu parte instintiva, hombre y bestia empiezan a convivir perfectamente en el sagrado caos ordenado que es el espíritu de un chupa-sangre.

Todo el mundo debería ser un vampiro, es el estado mas digno y puro al que aspira la especia humana, otro paso en la evolución. Por eso ahora marcho de cacería.

Una vez al mes realizó una cacería ritual, una vez al mes dejo de beber sangre de animales y convierto a un nuevo humano en vampiro, un adolescente preferiblemente, macho o hembra, alguien con mucha vida por delante, con tiempo para domar y aprender del sagrado estado vampírico. Es solo una iniciación bañada en sangre, una vez al mes hago que alguien vuelva a nacer.

Tras localizar a una hermosa joven y perseguirla en silencio por oscuros callejones, disfrutando del acecho como una bestia salvaje, por fin la tengo ante mi, es la hora de la iniciación, enseño mis colmillos, me abalanzo sobre ella, de camino a su cuello blanquecino nuestras miradas se cruzan, sus ojos me hacen detenerme en seco, puedo ver autentico terror en su mirada, desesperación, angustia, pura inocencia que temerosa ante su extinción tiembla sin cesar. En una milésima de segundo, unas palabras de mi padre surcan mi mente en forma de recuerdo.

-El camino que cada uno elige, esta guiado por impulsos primigenios que brotan de nuestro ser, y dichos impulsos son espontáneos, jamás se pueden forzar. El maestro no busca discípulos, los discípulos le buscan a el, sus acciones, su mirada, su sonrisa y su forma de vida es un imán para la gente despierta. Es la propia naturaleza de cada ser la que lo convierte en ángel o demonio, en sabio o en ignorante, es ella la que elige.

Instintivamente, sin pensármelo, doy un paso atrás y me alejo velozmente del callejón, ahora lo comprendo, el poder me ha cegado, algo innato en los verdaderos vampiros es la humildad.

Todo el mundo debería ser un vampiro, pero deberían poder elegirlo.

Hoy hace quince años que soy un vampiro, y hoy, una vez mas, he aprendido algo nuevo.


Ilustración y texto de Moisés Rocamora

1 comentario:

  1. La senda del vampirismo no es fácil... lo aprendí hace ya incontables lunas. Concuerdo en que es un camino que todos deberían echar a andar alguna vez, como el del licaon... mas eso de tener más agudos los sentidos es arma de doble filo, por un lado te enseña a fondo cómo está marchando el mundo, pero por otro, terminas cortándote a ti mismo por tantas descargas que pasan a cada segundo por tus marchitas venas...


    Bites & Bloody Kisses.

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