jueves, 23 de abril de 2009

Manakel: Planeta de Energia (Parte 2 de 3)

Antonin se encontraba sentado en la sala de espera del burdel de Virginie, agitando su copa de vino y con la vista perdida, llevaba su magullado y canoso traje de los domingos y el pelo revuelto, pero aun así continuaba manteniendo esa atractiva aureola de poeta puro e inocente. –Borregos, id todos a la iglesia como borregos, como buen domingo que es, que yo mientras tanto amare a una hermosa criatura que no es esclava de ninguna absurda moral. Ilusos, vosotros si que pecáis continuamente, adormecidos y sin pasión os arrastráis por las calles de París ¡eso si que es pecar!, yo sin embargo si que soy puro, yo si que estoy libre de todo pecado, pues celebro mi existencia a cada segundo.
La mente de Antonin, se llenaba de pensamientos que en lo más hondo de su alma ya había dejado de sentir, poco a poco estaba perdiendo la fe en sí mismo, en su poesía, en sus ideales, y en todo lo que daba coherencia a su mundo, se sentía solo en un nido de ignorantes, frustrado y decepcionado ante la actitud pasiva de la gente, ante su falta de sensibilidad, ante su rechazo al arte, a su arte. Ya no conseguía disfrutar de las cosas, la humanidad le estaba absorbiendo su pasión y su vitalidad. De repente sintió un pinchazo en la sien, como un chasquido de frío metal arañando su cerebro, lanzo un pequeño quejido, con un movimiento brusco le asesto un buen trago a su copa de vino, y se quedo confundido con la vista clavada en el suelo.
-Ya puedes pasar borrachín.
Virginie se planto a su lado, era una mujer de unos 50 años que todavía mantenía un raro atractivo, el de todas las personas fuertes y vitales que se han hecho a si mismas, las arrugas se habían adaptado muy bien a su cara pálida de niña, y sus ojos azules seguían brillando como el primer día que vino al mundo.
-Que tienes para mí esta noche, hermosa Virginie.
-Una ninfa inexperta y regordita, al gusto de nuestro poeta favorito.
-Espléndido, voy a amarla con la pasión de un colegial.
-Adelante, ve, esta en la habitación numero 3, y espera un momento que esta terminando de maquillarse para ti. ¡Ah! y no te vayas a enamorar otra vez que luego no hay quien soporte tus delirios de borracho.
-Mi corazón es incansable, querida Virginie, que le voy hacer.
La habitación de la joven ninfa no era excesivamente amplia, pero provocaba una sensación muy acogedora. Aterciopelada y meticulosamente cuidada, mantenía el aspecto desgastado de burdel pero con una atmósfera de pulcritud sorprendente. Antonin miraba las cortinas rojizas con añoranza, ¿Cuantas hermosas flores había poseído en estas cuatro paredes?, ¿Cuanto amor había entregado?, ¿Cuánto aprendió de el mismo en cada visita?. Pero ahora todo empezaba a perder sentido para el, todo el mundo se había puesto en contra suya, ya no podían dejarle ser el mismo nunca mas, daba mucho amor, pero nadie le daba nada a el. –Si pierdo la pasión me convertiré en uno de ellos. Penso asustado.
-Ardía en deseos de conocerte personalmente querido Antonin.
Antonin se giro sorprendido, ante él tenía a una persona vestida totalmente de negro con una especie de pijama ceñido al cuerpo, sus facciones eran demasiado femeninas para ser de un hombre y demasiado masculinas para ser de una mujer. Tenía unos enormes ojos negros ligeramente maquillados y unas extrañas pupilas con una especie de espiral en su interior. Desprendía una belleza magnética.
-¿Quién es usted? ¿Le conozco?
-Nunca nos habíamos visto de esta manera, pero si, si que nos conocemos desde hace mucho, mucho tiempo.
-¿Qué esta diciendo?, ¿no le había visto nunca?
Antonin se sentía extraño, quería mostrarse severo, pedir explicaciones por esa rara intromisión, pero no podía evitar sentir una ligera y placentera embriaguez, experimentaba una atracción irremediable hacía el, y al mismo tiempo notaba un pequeño hueco en el estomago, como un molesto palpito incesante.
-¿Qué ha hecho con la mujer a la que espero?
-Bueno, vayamos por partes, primero me presentare, mi nombre es Chris, aunque también me conocen como "El guardián del caos ordenado”
Chris coloco sus manos en la espalda y agacho ligeramente la cabeza a modo de saludo, cada uno de sus movimientos estaba envuelto en una enorme sensualidad. Antonin estaba hipnotizado, ponía los cinco sentidos en cada gesto realizado por el enigmático personaje.
-La hermosa dama a la que esperas esta perfectamente, pronto acudirá a su cita contigo, pero ahora hemos de hablar.
-No… no entiendo nada, no le conozco, ¿de que tenemos que hablar usted y yo?
-De tu huida, de tu abandono. Siempre has sido uno de mis favoritos y ahora me abandonas, tu me llamaste encarecidamente, y ahora te rindes y huyes.
-Pe… pero ¿qué?
La dulce embriaguez crecía mas y más en la mente de Antonin, a la vez que el pequeño hueco en el estomago aumentaba de intensidad.
-Sabes muy bien de que estoy hablando, olvídate de tu mente, piensa con el alma. Eres perfectamente consciente de lo que te ocurre, tu mismo lo has pensado hace un momento, “si pierdo la pasión me convertiré en uno de ellos”, después de todo quieres rendirte.
El dolido poeta sentía el implacable peso de la verdad hundiendo todo su ser en un pozo de angustia.
-E…ellos no me dejan otra opción.
-¿Ellos? ¿Y quienes son ellos? ¿Qué importancia tienen? Ese es tu error, y esa es su trampa. Tú eres tu, un ser humano, y el ser humano tiene una misión, crecer interiormente, encontrar su camino y fundirse con el universo, solo eso, todo lo demás es banal y secundario. No puedes permitir que ellos te importen lo mas mínimo, desperdicias tu energía odiándolos.
El cuerpo de Antonin estaba absolutamente inmóvil, su atracción y su deseo hacía Chris continuaba aumentando, había empezado a marearse.
-Estimado Antonin, en ultima instancia, todo consiste en el sublime arte del equilibrio.
Chris comenzó a moverse lentamente por la habitación, se dirigió a una pequeña mesita de noche en la cual había una botella de vino y varias copas vacías, sus movimientos constituían una danza extremadamente sensual, casi exótica, abrió la botella y lleno una copa.
-Como bien sabrás, o por lo menos habrás intuido, el alma ha de estar preparada para recibir los influjos sagrados del universo, para tomar consciencia de su origen primero, para sentir el todo, para encaminarse hacía Dios. Pero si el individuo portador de esa alma, decide adaptarse e integrarse plenamente en una sociedad o masa humana…
Chris le dio un trago a su copa de vino, mientras Antonin le observaba conteniendo la respiración, la embriaguez y el mareo continuaban yendo a más.
-Esa posibilidad de preparación por parte del alma desaparecerá por completo. La masa anula al yo, y con ello la posibilidad de crecimiento interior. Por supuesto que hemos de relacionarnos con las personas, y hemos de amarlas a todas, pero jamas debemos introducirnos por completo en una sociedad humana, con sus reglas y valores que aniquilan al individuo, si lo hacemos, habremos perdido en el juego de la evolución.
Antonin comenzó a perder el equilibrio, el dolor provocado por el hueco en él estomago empezaba a ser insoportable.
-Eres libre de decidir lo que quieras, pero si sencillamente te dejas llevar, como has hecho siempre, hallaras lo que verdaderamente anhelas.
La percepción de Antonin comenzó a distorsionarse.

Andrew recupero ligeramente el sentido, estaba tumbado en el suelo de la inquietante habitación blanquecina del Señor Turner, este se agacho y le susurro al oído.
-Si la oveja se escapa del rebaño, tendrá que enfrentarse a los mil y un peligros del oscuro bosque, Jum… y seguramente acabaría muerta.

Antonin se apoyo en la pared, estaba a punto de caer desplomado, Chris le observaba sonriente.-Pronto acabara esto mi querido poeta.

2 comentarios:

  1. Muy interesante historia... No hay que dejar morir las pasiones ni meterse de lleno a las sociedades... eso del "caos ordenado" es lo más sublime que sólo algunos nos atrevemos a probar, a intentar... y es que el abismo es tan seductor, ahh...
    Oscuras y Placenteras Reverencias.

    ResponderEliminar
  2. no es la materia la que anula al yo. Es la mente, el ego, la personalidad.
    En definitiva, somos nosotros mismos quienes nos auto-refutamos.
    Somos una dicotomía con patas.
    En palabras de Tom Yorke: "We are accidentes waiting to happen"

    Saludos, buen hombre.

    ResponderEliminar